martes, 18 de enero de 2011

Y tú, ¿cómo vives?

Las cosas llegan a un momento de claridad, donde lo oculto de tu alma aparece como un rayo de luz que jamás habías notado, es una confusión incomparable, un abrir y cerrar de ojos, o más bien ¿un momento de paz?. Un sentimiento extraño el que te hace sentir alegría y al mismo tiempo tristeza, aquel que te revive y te desvanece a la vez.
La vida contiene un significado escondido, el cual es capaz de ser confundido, pues hoy en día, los sueños y deseos son distintos al tesoro que ésta nos da. ¿qué será? Cada quien crea sus propias decisiones pues son dueños de su destino, en el cual, aquel que busca en el exterior es aquel que nunca encontrará respuesta alguna a diferencia de quien busca en su interior.
A nuestro alrededor vemos como el mundo vive en sufrimiento; un día me senté y comencé a ver el exterior con detenida atención, vi a las personas que caminaban a mí alrededor, en si cada situación que sucedía. Vi al “pobre”, al “rico”, a los adultos, a los ancianos, a los trabajadores, los de la tiendita, a los niños, a un maestro, en si a cada tipo de persona. Me di cuenta que todos vivimos algo en común, quizá estamos en la misma posición, pero es increíble ver a un niño gritar, sonreír, llorar y reír al mismo tiempo, ver al papá gritándole, regañándolo, ver al obrero quejándose de su trabajo, a la gente que anda pidiendo limosna, al típico niño que papá le da todo; lo importante aquí no es eso, sino el darte cuenta que no importa quien seas ni a lo que te dediques, pues cuantas veces hemos visto al pobre sonreír, ser feliz y estar orgulloso con lo que hace y ver al rico sufrir y quejarse o viceversa, pero lo que nos damos cuenta es que casi nadie esta conforme con su vida.
Voltea, observa… ¿qué ves? Sonrisas falsas, lagrimas ciertas, gritos desesperados, ruido insoportable… lo cual no necesariamente tienes que estar con personas desconocidas, mira en tu propio círculo social, y te darás cuenta de que existe un ambiente de tensión en cada persona. ¿y tú cómo vives? Es muy fácil ver tu alrededor, pero verte a un espejo y conocer tus sentimientos, tus problemas, tus dificultades, pero sobre todo tus cualidades, es lo que a todos nos cuesta trabajo.
He visto aquellas personas que no le toman importancia, que creen que llorar, verse a si mismo es una perdida de tiempo, y con ello prefieren distraerse, llámese fiesta, alcohol, drogas, etc. Aquello que malgasta no solo tu propio tiempo sino el de la gente a tu alrededor. Cuando el viento sopla, no solo hay aire, presta atención y escucharás que alguien se queja, que otros son caprichosos, unos egoístas, pero pocos satisfechos consigo mismos. Creando momentos sin duración, experiencias vacías, porque después que te queda, ¿lo mismo?
¿Por qué? Podría decirse que es una pregunta que ni yo misma podría responder, pero comencé a analizar la situación. La gente no esta satisfecha de su vida porque se compara con los demás, se siente inútil cuando ve alguien mejor que el (ella), aquella que es celosa y egoísta, la que es sentida y todo se lo toma personal… He conocido a todo este tipo de personas por separado, pero en mi misma he conocido a todas estas. Me di cuenta porque comencé a realizarme preguntas… y llegue a la conclusión de que he llegado a ser egoísta en ciertas cosas, me he comparado y he sentido celos, así mismo me he entristecido y he tenido la sensación de no querer levantarme cuando me he caído…. ¿Tú lo has sentido?
Sin darnos cuenta, todo esto se basa en inseguridad, y quizá no solo hacia la vida, sino contigo mismo con el miedo a saber qué es lo que realmente esta sucedido, el misterio del futuro y del propio presente.
No solamente nos quejamos de lo que tenemos y de lo que queremos, quizá no solo sea lo exterior lo que nos incomoda, sino que sea una soledad interna, un sentimiento inconcluso y una vida sin sentido. Queriendo recuperar el pasado, buscando qué hacer para el futuro, con tantas preocupaciones, acaso ¿así vives tú?
Las peleas ante los demás te desgastan, crees decir lo correcto y aún así lo arruinas, crees haber pedido perdón o haber perdonado, pero no es cierto, son palabras sin sentido. Todo esto se debe a distintas razones, a la falta de amor, de experiencia, de vida, de cariño, de compresión, de libertad, de confianza que no solo la gente sino tu mismo no te has brindado, todo esto te hace sentir sola (o), teniendo un vació enorme en tu corazón. Te vuelves débil y sentimental, pues sientes que de momento la vida se te va, que solo estas aquí sin una razón para vivir, das todo por los demás pero que recibes a cambio, regaños, traiciones, peleas, discusiones, etc. Entonces es cuando te pones a pensar “qué estoy haciendo mal, porqué me pasa esto, qué me falta” y lo que te falta es llenar ese vacío dentro de ti, aquel que no t deja descansar y no te deja en paz.
Busca qué existe dentro de ti, encuéntrate y con ello la vida entenderás… la respuesta esta en ti.
Escrito por MS

jueves, 13 de enero de 2011

¿Como un teatro?


Es como si nos hubieran dicho en las reglas iniciales “¿Cuál será tu papel?” en otras palabras de qué quieres actuar. Como en toda obra de teatro los actores deben adoptar una personalidad y características determinadas pero en muchos casos, y cabe aclarar que soy amante del teatro, es esta personificación tan estudiada y obvia que resulta ridícula. En muchos casos es intrascendente porque al final la obra puede cumplir su propósito de entretenimiento sin problema aparente. Pero: la vida no es una obra de teatro. Yo no entiendo la insistencia de ir comparando la vida con todo (se puede comparar con ¡TO-DO! hasta con una pastilla o una hoja, que sé yo). Bueno no, si lo entiendo, es una necesidad de intentar comprenderla mejor y hacerla entender a los demás con ejemplos prácticos, está bien háganlo. A lo que me refiero es que por más que se compare a la “vida” con una… taza, la vida no es una taza! Y esto suena de lo más absurdo pero con la misma lógica digo: ¡la vida no es una obra de teatro!

Me he dado cuenta que desde que éramos niños teníamos esa tremenda inquietud de reconocer lo más pronto posible al malo y al bueno de la película, el libro, la obra, etc. Y esta tarea definitivamente no nos la pusieron difícil, nunca. Vas creciendo y aunque cueste trabajo aceptarlo algunas veces, te das cuenta que no existen ni el bueno ni el malo, si lo siento… tampoco existe el ratón. Y entonces llego al punto al que quería llegar: ¿Quien dijo que tenías que representar un papel determinado? O construir alguno, again… esto no es una obra. Y no voy a usar la tan trillada frase de “Sé tú mismo” pero la realidad es que nos encanta tapujarnos de etiquetas que nos dan “identidad” y “seguridad”. A mi parecer en una buena obra enfocada a la psicología de los personajes no hay necesidad de definir al “malo” y al “bueno”; en la vida no hay necesidad de proyectarse como el rebelde, el sabio, el perfecto, el fuerte, el débil, etc… se pueden ser todos y ninguno a la vez, y encasillarnos en uno solo simplemente limita nuestras posibilidades.

Admiro a la gente a la que le importa tan poco el “qué dirán” aunque claro, esto no significa que es un requisito el suicidio social y el entierro de la propia reputación. Esto me recuerda a la canción “Dancing on my own” de Robyn, esta es una de las canciones más deprimentes que oído en los últimos meses, o al menos para los estatutos de hoy en día. Pero sí que tuvo éxito su canción porque me atrevo a decir que además de su buen ritmo es su extrema sinceridad en cuanto a la situación la que provocó curiosidad por la canción, la cual al final me resulta hasta un poco cómica. 

Estoy convencida que por eso hay tanta gente hipócrita y “doble cara” que con su perdón están actuando una parte y/o un papel que no les corresponde. ¡Bandera blanca! Dense el gusto de quitarse ese disfraz y de dejar de actuar, de ser ustedes con todo y SUS ridículos, SUS fracasos, SUS penas, SUS éxitos y SUS alegrías, pero SUYOS.

Ah! Y sí, me retracto... las etiquetas existen y son válidas pero el trabajo de ponerlas ya es cosa de los demás, y te gusten o no, no hay nada que puedas hacer al respecto más que seguir siendo tú, le pese a quien le pese.